Grado de dificultad: Baja
Tiempo estimado (Ida y vuelta): 1 hora (recorrido 2 kilómetros)
Hoy hemos madrugado y nos vamos rumbo al occidente asturiano, a conocer una ruta muy sencilla de apenas 2 kilómetros que parte del pueblo de Oneta.
Salimos en dirección a Villaviciosa por AS-255 y, una vez allí, nos incorporamos a la autovía A-8 en dirección Gijón-Avilés-La Coruña. Seguir dirección Avilés-La Coruña hasta tomar la salida 477 para incorporarnos a la N-634 en dirección Navia. No es necesario entrar en la villa, a la altura de las Aceñas seguiremos por AS-25 hasta Oneta.
Opcionalmente, se pueden tomar otros puntos de partida, por ejemplo: Luarca, Tineo o Pola de Allande.
En este caso, nos hemos decidido por la opción de Oneta. Comienza en mitad del pueblo por un camino ancho entre casas y praderas (SL.AS-5), que en pocos minutos se convertirá en un sendero situado junto al cauce del río Acebo. Enseguida veremos una antigua central eléctrica y, a continuación, el río comienza a estrecharse entre gigantes paredes rocosas, hasta que desaparece.
Seguimos el sendero marcado y encontraremos la primera cascada, que se llama Firbia y alcanza unos 15 metros de altura. En su misma base podremos contemplar uno de los molinos, en excelente estado de conservación. Es un salto muy llamativo y espectacular, adornado con enormes rocas, así como vegetación bastante frondosa de musgo y helechos. Además, observaremos árboles de diversas especies autóctonas (fresnos, robles, castaños, abedules, sauces, etc.).
Un poco más abajo, hay otras dos cascadas: La Ulloa y La Maseirúa, ambas de menor altura aunque no de menos belleza, pero sí de acceso un poco más complicado, sobre todo la última: localizada en un enclave protegido e inaccesible, ya que la senda ha desaparecido y, por tanto, actualmente no existe camino marcado para llegar hasta ella.
Durante este recorrido podremos observar las cascadas y otros pequeños saltos de agua entre las rocas, pozas como la del Diablu y restos de molinos de agua, uno de ellos en perfecto estado de conservación y aún funcionando en la actualizad, con su mecanismo de molienda y su maquila, que era la unidad de medida de aquélla época.
Además, quizás veamos alguna de las nutrias que habitan en esta maravilla de ecosistema, lo que demuestra que la calidad medioambiental es elevada y evidencia el tratamiento de espacio protegido y el título de Monumento Natural concedido por el Principado de Asturias en 2001.
Es un paisaje que bien podría ser escenario de un cuento de hadas. Un lugar mágico, que nos hace recordar las leyendas de xanes y trasgos: personajes muy variopintos pertenecientes a la mitología asturiana.
Os ha gustado? Espero que sí… ¡¡ nos vemos en el siguiente rincón !!